Psicólogo Forense
Soy Antonio Arana Fernández, psicólogo forense colegiado (AN11689) como perito judicial en el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental.
Me gradué en el Grado de Psicología por la Universidad de Educación a Distancia (UNED), con mención en psicología de la salud e intervención en trastornos mentales y del comportamiento. Después de ello cursé el Máster de Psicología Infantil y Juvenil (técnicas y estrategias de intervención) en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Siendo mi último proceso formativo la especialización en psicología forense, la cual obtuve con el máster oficial de esta disciplina en la Universidad Isabel I, Burgos.
Entiendo que las personas que nunca han oído hablar de la psicología forense le resulte complicado entender su labor. No es de extrañar, ya que incluso compañeros psicólogos no especializados en esta rama desconocen su mecánica. Se podría decir de un modo simplista que esta disciplina es la encargada de mostrar, con fundamentos científicos y objetivos, cuál es la situación psíquica de una persona que forma parte de un proceso judicial. Por lo tanto, mi rol como perito se suscribe a la evaluación psicológica y la emisión de informes periciales. Pudiendo estos ser una prueba más dentro del proceso judicial y, en consecuencia, influir en las decisiones que se toman en la sala de justicia.
Aunque la muletilla de «lo mío es vocacional» suele ser parte de cualquier presentación profesional, no puedo innovar y decir otra cosa, debido a que desde bien temprano todo lo relacionado con la conducta humana me empezó a fascinar. Considero que cuando el interés por nuestra profesión es genuino, además de repercutir positivamente en el desempeño, el compromiso ético por lo que hacemos es aún mayor. Esto último es sin duda una de las cuestiones más sensibles dentro de nuestro campo, ya que la mala praxis de un perito puede influir negativamente sobre decisiones de gran calado judicial. Por ello, la psicología forense debe ser aplicada desde dos máximas, la imparcialidad y el rigor científico. Mi filosofía de trabajo parte del análisis objetivo de la viabilidad de los casos que me llegan, es decir, si es posible que mis servicios pueden ser de utilidad para la persona que los solicita. Si es factible, desarrollaré un plan específico adaptado a sus necesidades.